El estado de las cosas - Win Wenders en Sala K


Este jueves 5 de mayo función única de "El estado de las cosas" de Win Wenders. Te esperamos a las 20 hrs. como siempre, con algo para compartir y un invitado especial. No olvides inscribirte en el siguiente link: http://goo.gl/forms/7FNe7NSaAz


Aporte sugerido: $1.000 - $3.000

El estado de las cosas
Un pequeño equipo de filmación está rodando una película de ciencia ficción en la costa de Portugal, cuando inesperadamente el financiamiento del proyecto se corta. El productor ha desaparecido y Friedrich Munro, el director de la cinta, no tiene otra opción que ir tras sus huellas en la ciudad de Los Ángeles. Lo que allí encuentra (y desencuentra) se superpone con la propia experiencia de Wim Wenders, quien a fines de la década del 70 había viajado a Hollywood con el sueño de “filmar en América” sólo para estrellarse de frente con un negocio, una cultura y una manera de vivir que te rechaza al mismo tiempo que te seduce. ¿Por qué las películas europeas son tan distintas a las estadounidenses? ¿No se puede encontrar un punto medio entre esas cinematografías? Es cierto que el acto de filmar es pura ilusión, pero ¿por qué esas ilusiones nos continúan persiguiendo en nuestras vidas reales? ¿Es un pecado eso de querer “vivir audiovisualmente” en un mundo que se ha vuelto pura imagen? Al cuestionarse la naturaleza de su vocación, Wenders viaja más lejos que nunca en El estado de las cosas.

Der Stand Der Dinge (Alemania - Portugal, 1982)
Dirección: Wim Wenders
124 min

Wenders habla acerca de El estado de las cosas
La idea de hacer una película llamada El estado de las cosas me vino en 1972. Tenía ganas de hacer un filme que fuera puramente descriptivo de una situación, sin emociones de por medio. Después abandoné, pero el título de quedó conmigo y se transformó en algo metafórico. Era el invierno de 1981/82 y estaba de vuelta en Alemania, después de pasar mucho tiempo en Hollywood. La gente sólo se da cuenta de lo que realmente siente cuando logra tomar distancia, de modo que cuando me alejé lo suficiente y vi el atado en el que me había metido, este título regresó de inmediato a mi cabeza.
----------------
Fue entonces que la actriz Isabelle Weingarten, quien estaba rodando El Territorio, en Portugal junto a Raúl Ruiz, me llamó para contarme de los problemas de dinero que estaban teniendo: se les había acabado la película y existía la posibilidad de que el rodaje tuviese que ser suspendido. Ocurre que yo tenía unas cuantas latas de película refrigerada en Berlín, así que en vez de viajar a Nueva york como tenía planeado, me marche a Lisboa a ver a Isabelle y entregarle las latas a Raúl.
Lo que encontré allá no era el caos, sino un equipo que trabajaba calmadamente. Nadie corría ni andaba con los nervios de punta. Y claro, me acordé entonces de los problemas que tenía en ese momento con la filmación de Hammett. Era un sinfín: 200 técnicos contratados, un guión que no servía, constante supervisión del estudio… Pero acá, en los bosques de Sintra, todo marchaba sin baches ni la menor presión, sólo que ya no había dinero. Para mí era una suerte de paraíso perdido. Me quedé. Por las tardes, salía a dar largas caminatas y en una de ellas divisé un hotel abandonado que había sido devastado por una tormenta el invierno anterior. Era como una gran ballena varada.
Me dije: hey, tienes todo para hacer una película aquí. El océano y una locación fantástica, en la orilla misma de Europa. Es lo más cerca que puedes estar de América sin tener que cruzar las aguas. La idea era tratar de reflejar mi propia situación, atrapado entre dos continentes y el temor que sentía de tener que seguir filmando en Estados Unidos. Le pregunté al fotógrafo Henri Alekan y al equipo de Raúl si podían quedarse para rodar otra película, inmediatamente después de terminar El Territorio. Todos dijeron que sí, pero nadie me tomó en serio. Luego seguí en ruta a Nueva York para preguntarle al productor Chris Sievernich si podía sacar plata de algún lado. Comenzamos la filmación un mes después.
----------------
El centro de mi dilema es que todas mis historias en realidad son un conjunto de pequeños detalles. Sean sobre ciudades o emociones o sentirse sin rumbo. Mucho de lo que quiero comunicar no posee la forma de una historia. Y eso es precisamente lo que ocurre en El estado de las cosas. Friedrich, el director de cine que protagoniza el filme lo dice: “ya no hay más historias”, y lo irónico es que, acto seguido, comienza a vivir una "historia" en su propia vida. Durante la filmación me ocurría algo similar: sentía que estaba volando a ciegas y si tomaba una dirección u otra, el curso de todo el proyecto cambiaría. La idea de que el cine debe estar relacionado con la vida y la experiencia está indisolublemente conectada a las historias. Los filmes que optan por retratar solo una situación y renuncian a contar algo, ya no son posibles para mí. Para llegar donde quiero ir, necesito las historias.


Entradas populares de este blog

HORARIOS 2° SEMESTRE 2023

CERTIFICADOS "ON LINE" IP ARCOS

HORARIOS PRIMER SEMESTRE 2023