El pequeño salvaje en Sala K


Volvemos con otro clásico francés en Sala K: El pequeño salvaje de Francois Truffaut. En esta sesión nos acompaña el destacado crítico de cine Héctor Soto, comentarista de La Tercera y Radio Duna, y autor del libro Una vida crítica, publicado por ediciones UDP. Los esperamos a las 20:15 hrs. en Condell 1307, pueden inscribirse mediante el siguiente link:http://goo.gl/forms/rL0yurZXq6znQ5L52

EL PEQUEÑO SALVAJE
1798. En los bosques cercanos al pueblo de Aveyron, sur de Francia, unos campesinos localizan a un chico vagabundo con la ayuda de una jauría de perros. Es incapaz de hablar, se comporta como un animal y se presume que ha estado toda su vida viviendo en el bosque. Los médicos lo consideran un retardado, pero el doctor Jean Itard insiste en que casos como estos pueden remediarse; que este "niño salvaje" aún guarda en su interior el germen de lo humano y que, por lo mismo, la educación y la socialización pueden hacer de él una persona.
Trabajando en blanco y negro y sólo con luz natural, François Truffaut -quien además interpreta el papel del doctor Itard- consigue con L'enfant sauvage una de las cintas culminantes de su carrera y uno de los filmes más radicales acerca del proceso de comunicación y aprendizaje.

(Por Christian Ramírez)

L'ENFANT SAUVAGE
Francia, 1970
Dirección de François Truffaut
85 min

FRANÇOIS TRUFFAUT HABLA SOBRE "EL PEQUEÑO SALVAJE"
Desde que leí la memoria del rescate de Victor de L'Aveyron, es que he estado pensando en esta película. Lo tuve en la cabeza por cinco años. La leyenda de Rómulo y Remo, las historias de Mowgli y la de Tarzán están ahí para recordarnos cuán vivo permanece el mito del niño abandonado en la naturaleza y lo que debe hacer para sobrevivir.
La parte central de la película es el proceso a través del cual el doctor Jean Itard le enseña al chico como subir una escalera, cómo ponerse los zapatos, cómo sostener una cuchara. Es algo difícil de filmar y nos frustramos mucho trabajando con diversos actores no profesionales. Esa es la razón de por qué al final interpreté yo mismo al doctor. 
Siempre me han atraído las historias en cuya base hay una carencia, una frustración. En Los 400 golpes era la falta de ternura. En Fahrenheit 451, la ausencia de cultura. Al centro de El niño salvaje está la frustración del conocimiento, una ausencia que Itard intenta compensar, obstinadamente. El escribió que "sin civilización, el hombre sería el más débil de los animales". De modo que ésta es una película acerca de la comunicación, intercambio, lenguaje y cultura.



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